Que nuestras mentes y corazones se iluminen a la hora de votar

Los peruanos acudimos este domingo a las urnas para decidir el destino de nuestro país. Aunque algunos sostengan lo contrario, la inmensa mayoría de los ciudadanos va a votar pensando en lo que le deparará el futuro como consecuencia de su voto.

Si le concedemos el beneficio de la duda al comandante Ollanta Humala, y aceptamos que su plan de gobierno definitivo es el titulado Hoja de Ruta, entonces no existe ninguna diferencia de fondo con el proyecto de la candidata Keiko Fujimori.

Es decir, hoy por hoy, los dos candidatos encarnan, en teoría, propuestas políticas muy similares, basadas en el respeto al marco constitucional, al sistema democrático y al modelo de desarrollo económico en libertad.

Pero no basta la buena voluntad ni un compromiso escrito para garantizar que esa propuesta será respetada. Se necesita además construir un consenso político coherente que garantice la gobernabilidad, sin la cual ningún proyecto es viable.

Éste fue el “Talón de Aquiles” dela Alianzapor el Gran Cambio (AGC). Por eso fue identificada pronto como “sancochado político”.La AGCno cuajó porque la mayor parte de los peruanos consideró improbable que un gobierno de una alianza entre liberales, izquierdistas y populistas pudiera garantizar la continuidad del crecimiento económico en democracia.

Si Ollanta Humala en verdad piensa mantener el rumbo político y económico en libertad y democracia ha debido tomar distancia de la izquierda dura que lo patrocinó en la primera vuelta electoral, pero no lo ha hecho.

En consecuencia, tenemos hoy es una alianza tácita entre Gana Perú, Perú Posible (PP) y Acción Popular (AP), o sea una coalición nacionalista-marxista-leninista-maoísta-populista-liberal-conservadora-mercantilista. No es ni siquiera un “sancochado”, sino un “cebiche con huevo frito y crema chantillí”.

Las preguntas que emergen por su peso son ¿qué coherencia política podríamos esperar de un gobierno de esa naturaleza?, ¿cuál de esas fuerzas se impondrá al interior de la alianza tácita si ésta llega a ser gobierno?

La balanza está inclinada ahora a favor de la corriente que representan  PP y AP por haber adoptado Ollantala Hojade Ruta como programa. Pero subsiste la duda de que el comandante haya asumido esa postura solo sea para atraer votos.

La duda está allí porque Ollanta ha virado bruscamente de un nacionalismo estatista hacia un liberalismo moderno en solo tres semanas, algo inverosímil a la luz de la experiencia de Lula en Brasil o Pepe Mujica en Uruguay, quienes evolucionaron de manera gradual en una década, como ha recordado el analista Víctor Andrés Ponce.

¿Aceptaría la izquierda de Gana Perú que se aplique un programa “neoliberal” que aquella repudia? Creo que no. Lo más probable es que atizaría al máximo los conflictos sociales para revertir la correlación de fuerzas y echar del eventual gobierno a quienes considera “neoliberales”.

Ese sector hará todo para imponerse y para realizar el proyecto político original del Gana Perú, que restaura el modelo estatista que nos condujo a la quiebra económica y a la pobreza extrema en los años80’, y que plantea reemplazar el sistema democrático actual por un régimen político de corte chavista.

No olvidemos que PP y AP son solo invitados, y que Ollanta no tiene ningún compromiso político formal con ellos, ni tampoco con Mario Vargas Llosa, más allá de un juramento simbólico carente de valor jurídico.

En el otro extremo, Fuerza 2011 y su candidata se han esforzado más para disipar los temores de un sector de los electores que creen que podría instaurar un régimen que concentraría todo el poder en manos de Keiko Fujimori.

Para disipar esas dudas, ha convocado ala Alianzapor el Gran Cambio (sin Yehude Simon), a Solidaridad Nacional, a Restauración Nacional, y a personalidades democráticas como Mercedes Aráoz, Alfredo Ferrero, Máximo San Román y Juliana Reymer, entre otros.

Keiko ha anunciado que compartirá el gobierno con ellos y con otros grupos democráticos para darle a su gestión una base política amplia y de profundo contenido democrático, a fin de garantizarle al país estabilidad y gobernabilidad.

Keiko sí está en condiciones de conformar un gobierno coherente, pues quienes la apoyan coinciden con ella en que el Perú debe avanzar hacia el desarrollo en libertad y en democracia, y rechazan de plano las recetas estatistas y populistas.

Sin gobernabilidad será imposible hacer las reformas que el país reclama para que los beneficios del crecimiento lleguen a todos, en especial a los más pobres.

Por eso los peruanos debemos votar este domingo pensando en que sea quien sea nuestro próximo presidente, esté en condiciones de conducir un gobierno cohesionado, que tenga un rombo político claro y que nos garantice gobernabilidad.

Que las mentes y los corazones de los peruanos se iluminen en el momento de depositar su vote en las urnas, y que elijan la mejor opción pensando en el futuro.

Un comentario en “Que nuestras mentes y corazones se iluminen a la hora de votar

  1. Señor Futoka (si ese es su nombre). No soy nadie para avalar nada, solo analizo y comento los hechos políticos ocurridos en la década de los 90′, con conocimiento de causa y a la luz de mi experiencia, pues los viví de cerca en su momento, en mi calidad de periodista de la agencia española de noticias EFE, en la que trabajé desde inicios de 1991 hasta el 2002. Lo que mi experiencia me ha enseñado es que la visión que tiene usted de lo que fue ese gobierno es contraria a la realidad, porque si bien es cierto que hubo corrupción, crímenes y violencia, también se inició un proceso de transformación política y económica que ha cambiado por completo la fisonomía actual del Perú. Lo que me preocupa es que actualmente muchos peruanos han sido estafados mediante la historia oficial y están seguros de que la realidad fue distinta, tal como usted sostiene. Por ejemplo: están convencidos que el mayor asesino de la historia del Perú es Alberto Fujimori, no Abimael Guzmán, o en el mejor de los casos, si es que se acuerdan de Guzmán – en muy pocos casos – creen que Fujimori y éste fueron «igual de asesinos». Esto, en mi modesta opinión, es una falacia que no puedo admitir porque he vivido esos años.
    Finalmente, debo decirle que no opino por dinero, como usted insinúa tal vez por propia experiencia. Hay personas, aunque usted no lo comprendo, que actuamos en función de valores y sin poner por delante nuestro interés personal, sino pensando en nuestro Perú. Saludos.

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