¿Concentración de medios?

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El presidente Ollanta Humala sostiene que existe una concentración indebida de medios de comunicación en manos de una empresa, y ha insinuado que el estado podría interferir en las decisiones de las empresas privadas para defender supuestamente la libertad de expresión. Estamos ante un nuevo arrebato chavista en el Ejecutivo.

Al parecer el presidente Humala no entiende que la libertad de empresa es inherente a la libertad de prensa; no comprende que ésta es imposible sin aquella.

En los países totalitarios, donde NO hay libertad de empresa,  el estado monopoliza los medios bajo la coartada de que las libertades de prensa y de información deben subordinarse a “los intereses del pueblo”. Ningún ciudadano puede crear un medio independiente. Así es en Cuba, por ejemplo.

En Venezuela la televisión privada ha sido borrada de la señal abierta, el gobierno monopoliza la radio, y censura solapadamente a los diarios restringiéndoles las divisas que necesitan para importar papel periódico.

En democracia, en cambio, los ciudadanos son libres de crear empresas de comunicación y también son libres de comprarlas y/o venderlas. Lo que está prohibido es el abuso de la posición de dominio.

El presidente Humala dice, por ejemplo, que “no podemos hacer negocios con la libertad de expresión”, pero a la vez su gobierno ejerce el monopolio de las Normas Legales y coloca la publicidad estatal dando preferencia a La República y otros medios gobiernistas. ¿Solo estos pueden hacer negocio, esa es la idea?

También dice que la compra de Epensa por el grupo El Comercio amenaza a la libertad de prensa, lo cual es falso ya que la línea editorial de la cadena Correo no ha variado un ápice. Por lo demás, el Comercio maneja editorialmente solo seis diarios en un mercado de más de 60 diarios nacionales y regionales. ¿De qué concentración podemos hablar entonces?

Siguiendo el criterio que promueve el Grupo  La República, éste también hubiese incurrido en una “concentración” de haber comprado Epensa pues hoy tendría 6 diarios nacionales, una cadena de diarios regionales, y los dos canales de TV y una radio en los que es socio de El Comercio.

Por otra parte, hablar de “concentración” porque El Comercio y Epensa tienen la más alta participación del mercado es absurdo porque ésta nada tiene que ver con la propiedad sino con la preferencia del público. Los diarios de ambas empresas se venden más porque  la gente los prefiere. ¿Se pretende acaso satanizar y castigar el buen manejo empresarial?

El Grupo La República también ha insinuado una supuesta preocupación por la suerte de los periodistas que trabajan en la cadena Epensa, dando a entender que serían maltratados por los nuevos inversionistas. Éste es un argumento francamente falaz viniendo de una empresa que no se caracteriza por el buen trato a sus profesionales sino por sus frecuentes despidos de periodistas.

El éxito de los diarios de Epensa también se debe a su línea editorial crítica del gobierno, la cual habría cambiado por otra gobiernista si La República los hubiese comprado,  y de esta manera se habrían caído sus ventas bruscamente, con las consecuencias económicas que ello supondría.

Pero lo más grave en este tema es que Humala ha declarado que el Congreso debe intervenir en esta operación privada, y eventualmente anularla mediante una ley, lo cual ha suscitado justificados temores. ¿El estado decidirá ahora quienes pueden comprar empresas? ¿Por qué tanto interés del gobierno en que sus amigos de La República se hagan de Epensa? ¿Será para silenciar a los medios independientes y allanar así el camino a la reelección conyugal?

En cuanto la opinión de Mario Vargas Llosa, ya sabemos que nuestro Nobel  tiene su lugar en el olimpo de la literatura, pero también sabemos que en política anda tan perdido que acaba de declarar que el gobierno actual  es “impecable”.  Mejor ni responderle.

3 comentarios en “¿Concentración de medios?

  1. OSCAR RICARDO DICE.
    Las empresas editoras e impresoras de diarios hacen un gasto millonario antes de ofrecer su producto: el gasto es muy alto. Si la gente no responde al producto, la quiebra empieza su cuenta regresiva. La tesis de la República es demagógica y de interés político de izquierda: se apoya en el número de títulos de diarios y no señala que ellos no venden siquiera 30 mil ejemplares, o sea que La República vende aprox el 10% de lo que vende El Comercio.. ¿Seria conveniente una norma que obligue al Comercio a tirar menos ejemplares porque tienen «dominio» de mercado?

    La mejor ley de prensa es la que no existe. La libertad de expresión no puede tener ataduras. El Comercio es una empresa democrática de opinión pública. Hay espacio para todos los periodicos que quieran surgir y ser ratificados por sus lectores ¿por qué La República no funda nuevos diarios? Ellos tienen un huevo de plata y toda la infraestructura completa para editar nuevos periodicos a costo marginal ¿por qué torcer la línea de CORREO y su cadena?. En el Perú ya está demostrado que si el Estado se mete en este asunto, la libertad sale por la pata de los caballos.

  2. Gladys dice:
    Ecuador y Argentina pueden ensayar nuevos métodos de control de los medios de prensa y la libertad de expresión, pero en el Perú estamos recontra jugados en este tema y nos produce «verguenza» que el presidente Humala y el premio nobel, embutido en odio, traten de silenciar o quebrar la línea editorial de El Comercio

  3. OSCAR RICARDO AGREGA:
    El Perú no es un país inocente. La experiencia de la toma de los Medios de Comunicación por Velasco Alvarado fue desastrosa. Los mismos que atracamos con la llamada «socialización de la prensa», terminamos en la calle reclamando libertad.

    Los periodistas fueron tratados como perros y fueron expulsados de sus trabajos por opiniones personales o soplos de los “revolucionarios”. Una especie de comisariato político se mezcló entre los periodistas para organizar el terror de las “listas de despedidos”, método fascista por el cual, mediante un papel pegado en la puerta del Medio se publicaba el listado de los despedidos y se les negaba hasta la posibilidad de recoger, siquiera, sus cosas personales. Además, los expulsados eran una especie de apestados y sin la posibilidad de trabajar en otro Medio porque el Estado se había apropiado de TODOS. Incluso algunos amigos periodistas que lograban salvarse de las purgas y permanecer en el “aparato” te ofrecían la posibilidad de ser “colaborador” pero tenías que cobrar con otro nombre o el de tu esposa. La intriga y la infamia eran la comidilla diaria. Cosa similar, sin o con menos despedidos, ocurrió en los 90s con la famosa salita de Montesinos donde se vendieron lineas editoriales por billetes al por mayor y se crearon diarios bajo el comando de mafias de periodistas, nacidas a la sombra delvelasquismo

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